¿Qué pesaría por nuestra mente si un día nos encontráramos en la situación que comenta abajo el escritor David Foster Wallace? Propongo investigación de segundo orden en los próximos Premios AVN. Bueno, sigamos soñando…
“Para un hombre normal sin relación con este mundo, estar en una suite de hotel con actrices porno es una situación tensa y emocionalmente compleja. Está en primer lugar el asunto de haber visto previamente en vídeo las diversas partes anatómicas y actividades íntimas de esas actrices, lo cual hace (extrañamente) que a uno le dé un poco de vergüenza conocerlas. Pero también hay una compleja tensión erótica. Porque los mundos de las películas porno están tan sexualizados, y todo el mundo parece estar tan al borde mismo del coito todo el tiempo, de manera que solamente haría falta un ligero codazo o cualquier mínima excusa —que se estropee el ascensor, que la puerta no esté cerrada con llave, que alguien enarque una ceja, que se produzca un apretón firme de manos— para que todos se precipitaran a un enredo de manos, piernas y orificios, que existe una grotesca expectación/temor/esperanza de que es eso lo que podría pasar…”
Tomado del blog Tediósfera, de Eduardo Huchín Sosa.
Seria algo que solo a un mortal común elegido por los dioses le llegaría a suceder y si le ganan los nervios…pfff!!! jijiji!!!
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Eso sería lo más probable, por desgracia… jaja. Si no un elegido por los dioses, sí alguien que tuvo la fortuna de caer en una entrega de premios como esa… y pensar que alguna vez fuimos invitados y no nos dejaron ir. Snif.
Beso :D!!
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