Nuestra llegada a Kasper se vio rodeada de dificultades que nos llevaron a pensar si la elección de los burócratas de la Tierra había sido acertada. Por lo pronto, observamos que la superficie del planeta estaba tan erizada de espinas cristalinas que no iba a ser sencillo avanzar sin destrozar los trajes y nos inquietó el permanente silbido que parecía producirse en las cavidades rocosas. Pero lo más perturbador fue ver a los miembros femeninos de la expedición despojándose de cualquier inhibición para adoptar gestos y conductas extrema obscenidad, como si estuvieran siendo manipuladas por intensas pulsiones eróticas. Los cristales iban y venían de un azul cremoso a un rojo seductor; los ojos de las chicas se desvivían por observarlo todo, sin perder detalle. Nosotros perdimos el conocimiento cuando la primera teta vio la luz. Allá en casa, los trámites para el rescate siguen detenidos.
Si no hay mordida no se puede agilizar su trámite jovenazo!!
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sugestivo! pero yo insisto en que Freud debio explicar el aumento de libido por las noches jaja 😛
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